Así rescaté cuentos de mi estantería e hice mías algunas actividades del blog de Silvina que me parecieron perfectas para hacer en clase:
- El reloj de las emociones: colocábamos la flecha en una u otra emoción, en función de las situaciones y sentimientos que estaba atravesando el personaje del cuento que estuviéramos contando. A los niños les encantaba ser ellos los que decidían qué emoción primaba en cada ocasión, así que tuvimos que decidir que el que colocaba el reloj era el encargado del día, para evitar disputas.
- El panel de las normas:clasificamos acciones que nos ponen alegres y acciones que nos ponen tristes. (pegar nos pone tristes, compartir nos pone alegres, gritar nos pone tristes, etc.). Lo bueno de esta actividad fueron las nuevas aportaciones de los niños que se salían de las propuestas iniciales; así añadimos por propuesta de los alumnos: sacarse mocos, romper las cosas (que decidieron que lo colocaríamos en "triste") y reirse entre otras...
- Los corazones de los sentimientos: cada corazón lleva pegado una fotografía de una expresión recortada de una revista (triste, contento, enfadado). Cada tarde en el encuentro después del patio nos preguntábamos ¿cómo me siento hoy? Los niños elegían el corazón de la expresión que se ajustaba más a cómo se sientían y explicaban por qué. A veces los adultos pecamos en subestimar a los niños... no esperaba yo encontrar tal cantidad de sentimientos y emociones en personas tan menudas: celos, rabia, miedo, sorpresa, empatía... y ellos mismos sabían explicar lo que era y cuándo lo sentían ("cuando mi papá está con mi mamá y no me hace caso", "cuando mi mamá le da besos a mi hermano", "eso también me pasa a mi...".
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